Semiconductores: no dejemos ir esta oportunidad
La industria de los semiconductores pasa por un “momentum” que de ser aprovechado por México puede generar grandes beneficios para nuestro país.
En los últimos meses el mundo ha enfrentado una crisis en el suministro de semiconductores, situación que ha sido evidente por ejemplo, en el encarecimiento de dispositivos electrónicos y electrodomésticos, meses de espera para adquirir vehículos nuevos o maquinaria especializada.
Los semiconductores, también conocidos como chips o microchips, son componentes presentes en la totalidad de los dispositivos electrónicos que utilizamos a diario. Desde computadoras, teléfonos celulares, automóviles y hasta electrodomésticos. La industria de los semiconductores ha estado monopolizada, 80% de su producción se ubica en Asia y especialmente en dos países: Taiwán y Corea del Sur.
Debido a la pandemia, vulnerabilidades geopolíticas y el aumento de la demanda de insumos para la tecnología, enfrentamos una crisis de abastecimiento de semiconductores.
La demanda por semiconductores es masiva y está impulsada por sus múltiples aplicaciones finales. Esta industria generó ingresos récord de $556 mil millones de dólares en 2021 y se espera llegar a 600 mil millones en 2022.
Como consecuencia a esta crisis global, empresas líderes en la industria han anunciado inversión en el sector y gobiernos han inyectado fuertes estímulos para expandir su capacidad de producción.
Se estima que Estados Unidos ganará mayor peso en la producción de semiconductores, y al ser nuestro principal socio comercial debemos aprovechar esta ventana de oportunidad de generación de empleos y mayor derrama económica mediante la implementación de políticas públicas oportunas.
En el contexto internacional, diversos países nos llevan una importante ventaja en la producción y suministro de semiconductores. Sin embargo hoy tenemos una oportunidad para subirnos a esta tendencia, debido a que en Estados Unidos, su Congreso aprobó una Ley de CHIPS y Ciencia que promueve la investigación científica y desarrollo de este tipo de componentes electrónicos.
Esta Ley contempla la posibilidad de que países como México puedan aumentar y cooperar en la instalación de fábricas de semiconductores ubicadas en nuestro país. Este escenario abre una ventana de oportunidad para México para la formación de recursos humanos especializados, la generación de empleos de alto valor agregado y el fomento de mayor independencia y soberanía tecnológica.
La semana pasada, tuvimos la oportunidad de reunirnos con la Dra. Álvarez Bullya, Titular del CONACYT, la institución pública más importante para lograr la soberanía científica y la independencia tecnológica de México, donde tuve la oportunidad de preguntarle si considera necesario que el CONACYT desarrolle una política de innovación o estrategia que pueda vincular la industria de semiconductores con la industria nacional y los sectores estratégicos como industria automotriz de alta manufactura y energética y con ello fortalecer nuestra soberanía.
Al respecto, la respuesta fue clara: México, está realizando reuniones y negociaciones multisectoriales de alto nivel, para fortalecer nuestras capacidades no solo en la fabricación de semiconductores, si no también en su investigación, diseño y construcción de programas educativos y de capacitación.
La innovación y el desarrollo tecnológico son dos factores clave para hacer frente a los retos actuales de educación, salud, medio ambiente, trabajo, seguridad y economía. La industria de los semiconductores pasa por un “momentum” que de ser aprovechado por México puede generar grandes beneficios para nuestro país.