La cabeza del INE

Foto: Cuartoscuro

López Obrador está decidido a terminar con el INE. Su primera opción es mediante una reforma constitucional que en los hechos le permita capturar al Consejo General del Instituto y al Tribunal Electoral, mediante la elección directa - a través del voto popular - de personas a modo; la segunda, mediante leyes secundarias que, como en el caso de la CDMX, deje sin brazos a la autoridad electoral al mermar sus competencias; la tercera, vía la asfixia presupuestal.

¿Por qué la obsesión con el tema? Si uno mira hacia al pasado, no hay una justificación que tenga sentido. Este consejo y este INE fueron los que organizaron el proceso electoral que le llevó al poder; y han sido estas mismas instituciones las que han permitido que más de 20 Congresos locales, y un importante número de gubernaturas, hoy estén bajo el control de Morena. Es decir, que no hay un solo fundamento para afirmar que las actuales instituciones han frenado la llegada al poder de este grupo, sino al contrario, le han demostrado una y otra vez que la actual institucionalidad es funcional. Tanto, que en las últimas cuatro elecciones presidenciales hemos podido cambiar al partido en el poder en tres ocasiones. 

¿Entonces por qué el encono? Si la respuesta no está hacia atrás, quizá sea necesario mirar entonces hacia adelante. Y es que, de acuerdo a periodistas exiliados de Nicaragua y Venezuela, un punto clave de muchos de los gobiernos que llegaron por la vía democrática, y después se perpetuaron en el poder, es que los mandatarios utilizan su poder cuando son populares para desmontar las condiciones de la competencia para cuando ya no lo sean.

De ahí que en muchos casos la fórmula sea siempre la misma, el desmantelamiento de la oposición, el acoso al Poder Judicial, la captura de los órganos electorales y las presiones a los medios de comunicación. Fórmula que, con sus debidas distancias, hoy parece aplicarse en México.

Por eso la importancia de saber cómo jugará la oposición, sobre todo el PRI en las siguientes semanas; por eso la importancia del domingo 13, que puede ser una expresión de articulación política no en contra de AMLO, sino a favor del INE, una institución que es de todos, no de ningún gobierno en turno.

En las próximas semanas veremos si AMLO finalmente obtiene la cabeza del INE, lo que puede marcar, sin duda, el futuro de país.