Ante la crisis de depresión, ansiedad, estrés y adicciones es urgente innovar en tratamientos
La actual clasificación legal de ciertas sustancias limita el acceso a tratamientos esenciales y debe reformarse
El sistema de clasificación de drogas debe reformarse para garantizar que las sustancias con importante potencial terapéutico como la psilocibina puedan estar a disposición de la comunidad científica y pacientes.
En 1971, el entonces presidente Luis Echeverría Álvarez, firmó en Viena el Convenio sobre Sustancias Sicotrópicas con el objetivo de ganar la “guerra contra las drogas”. En ese momento se incluyeron en la lista I sustancias con propiedades terapéuticas como la psilocibina, esta lista es la más prohibitiva e incluye sustancias como la cocaína, heroína y oxicodona, entre otros. Se necesitaron pocas pruebas para incluir en la lista de las sustancias que conforme a la normatividad mexicana son consideradas como psicotrópicos, estupefacientes y precursores químicos, ahora se necesitan ensayos clínicos de fase 2 o 3 para sacarlas de ahí.
Pero, ¿qué es la lista I? Es una especie de agujero negro normativo, esto quiere decir que una vez que las sustancias entran en ella, se necesitan enormes esfuerzos legislativos, ensayos clínicos, información y demás para volverlas a clasificar. El problema de que la psilocibina se encuentre en esta lista es que ha creado un enorme estancamiento científico, lo que impide que la comunidad científica lleve a cabo investigaciones sobre su uso, por este motivo es que debemos sacarla de ahí.
El sistema de clasificación debe revisarse para fomentar la investigación de las sustancias de la lista I, ya que hay compuestos que se incluyeron prematuramente en la lista. En particular, la psilocibina ha demostrado tener propiedades terapéuticas que están ayudando a tratar trastornos mentales como la depresión, ansiedad, estrés postraumático, adicciones, trastornos de la conducta alimentaria como la anorexia, entre otros.
La mayoría de los psicodélicos están clasificados en la lista I. Sin embargo, esta clasificación es incompatible con el creciente conjunto de evidencia científica que está demostrando que los psicodélicos tienen gran potencial para tratar afecciones como la depresión, el trastorno de estrés postraumático y el consumo de sustancias. De hecho, la FDA clasificó la psilocibina como terapia innovadora para la depresión resistente al tratamiento en 2018, y para el trastorno depresivo mayor en 2019.
Esto sucedió gracias a que en los últimos años la investigación sobre este tema ha reabierto el debate. Incluso, en algunos países están por reclasificar la psilocibina para utilizarla con fines terapéuticos. México no puede quedarse atrás, sobre todo ahora que estamos viviendo una crisis de Salud Mental, nuestro país ocupa el lugar 16 en el mundo con más casos de depresión (OMS), es decir, 15% de la población adulta en nuestro país sufre depresión y en el caso de las mujeres aumenta a 20%.
Actualmente la legislación no refleja lo que está sucediendo y debe estar en función de nuestra realidad. Tenemos la gran labor de ajustar nuestro marco normativo y la infraestructura del sistema de salud para que se le dé un justo reconocimiento y reciprocidad a pueblos originarios, así como a los rituales que acompañan el uso de enteógenos al tiempo que adaptamos su utilización en un entorno seguro y controlado para tratar afecciones de Salud Mental.
Desde el Senado estoy construyendo de manera 100% colaborativa una propuesta legislativa que escuche todas las voces y la opinión de expertas y expertos sobre este tema.
Hasta el momento, gracias a los conversatorios y foros que he realizado sobre el tema, es que tenemos propuestas adicionales o complementarias que estudiaremos para valorar su integración en la iniciativa que se presente.