Alianza opositora, ¿muerte o renacimiento?

La escandalosa -aunque no imprevisible- alianza entre los diputados del PRI y Morena, ha desatado múltiples análisis que coinciden en advertir sobre la inevitable derrota de la oposición si es que no llega como una única opción en la boleta en el 2024.

El argumento, que sostiene gente bien informada, es que Morena por sí misma es una fuerza muy potente y que la división del voto opositor en varios frentes terminaría por hacer más fácil su victoria.  

Coincidiendo en lo fundamental, esa lectura deja de lado otros elementos que también resulta pertinente considerar.   
El primero, que cualquier medición que se haga hoy es una foto del momento y no del 2024. Saber cómo estará la situación del país y la valoración para entonces de la gestión de AMLO y de los gobiernos locales de Morena, serán tres variables importantes.  

A eso se suma que toda encuesta en este momento se realiza sobre escenarios posibles y no sobre escenarios reales, de tal suerte que solo entonces sabremos lo que vale Morena, sin AMLO en la boleta, y con el nombre de alguien concreto - se llame Adán o Claudia- con los pros y contras que eso signifique en reconocimiento de nombre y valoración personal. 

Es importante señalar también, que al menos hasta ahora, la elección del 2024 se perfila como una elección plebiscitaria, es decir, una en que lo fundamental para los electores será decidir sobre la continuidad o no de Morena (y su entonces candidato) en el poder.   

De ser así, como ocurrió en el 2000 con el plebiscito sobre el PRI o en el 2006 sobre la posible llegada de AMLO a Los Pinos, lo que podremos ver es una elección de dos opciones, más allá de las que se apunten en la boleta; es decir, una especie de segunda vuelta en la que los electores asignan su voto entre los que tienen posibilidades reales de triunfo.  
Y de ser así, con o sin el PRI, una eventual alianza opositora tiene posibilidades de triunfo. Sin duda, con los datos disponibles en este momento, no es la opción más probable, pero descartar ese escenario desde ahora como posibilidad es solo comprar la narrativa de inevitabilidad del triunfo de Morena, lo que sin duda sirve a AMLO, pero no al análisis electoral.  

Si el PAN, el PRD y eventualmente otras fuerzas políticas dejan de cargar con los negativos del PRI en general y de Alito en particular; si construyen una candidatura que vaya más allá de las identidades partidistas, que sea capaz de articular una propuesta que conecte con los múltiples damnificados del lopezobradorismo y sus decisiones; y si desde ahora comienzan a construir una propuesta que recoja muchos diagnósticos de la 4T (combate a la pobreza, corrupción y sistema de privilegios) pero con soluciones efectivas, entonces tiene una oportunidad frente a quien llegue a la boleta por Morena.  

Son muchas condiciones y hasta ahora desde la oposición no han mostrado señales de haber entendido el nuevo tablero político, sin embargo, a esta película todavía le queda mucha historia por ver.