Señales

Foto: Cuartoscuro

Los primeros nombramientos del gabinete de Claudia Sheinbaum han generado tranquilidad, hasta ilusión, no solo entre quienes votaron por ella, lo cual es lo esperado, sino incluso entre quienes votaron por alguna otra opción. Esto se debe a que varios de los nombres remiten a personas con atributos usualmente reconocidos: una visión cosmopolita de los temas, experiencia en foros internacionales y antecedentes de diálogo con organizaciones sociales. Por estas y otras razones, como el reconocido conocimiento en el campo en el que habrán de ejercer, la primera ronda de anuncios fue bien recibida.

Sin embargo, hay buenas razones para pensar que ese optimismo debería ser, al menos, moderado. La primera es que muchos de los designados ya fueron parte del gobierno del presidente López Obrador, y pese a sus virtudes personales, en los hechos no mostraron las cualidades que hoy se les reconoce. Si bien en su pasado muchos de ellos privilegiaron la técnica y el oficio político sobre la ideología, en los cargos que recién desempeñaron lo que los caracterizó fue la aplicación simple y llana de las instrucciones del presidente. Dicho de otro modo, está claro que pesa más la cabeza que el perfil de los funcionarios designados.

A eso se agrega que, al mismo tiempo que se mandan señales de moderación, en los hechos la virtual presidenta sigue abrazando el proyecto de López Obrador, empacado como el plan C. En estas semanas, ha reiterado su compromiso con la reforma judicial que pone en riesgo la deseada autonomía de jueces y magistrados para dar pie a un esquema de captura partidista por la vía electoral; también ha refrendado la pulsión militarista al reiterar el paso de la Guardia Nacional formalmente a la Sedena; y no hay indicios de que pudiera tomar distancia real del resto de las medidas que han despertado la preocupación de amplios sectores, como la realización de una eventual reforma que capture al sistema electoral o la eliminación de muchos de los organismos autónomos.

De tal suerte que hay señales mixtas en el tablero, y más allá de lo que parecieran algunas expresiones de moderación, el proyecto político del lopezobradorismo, el que por cierto ganó en las urnas, va más allá de los entusiasmos por las primeras designaciones presidenciales.