Mirar al sur

Una columna de Sergio Sarmiento.

Foto: Cuartoscuro

Al parecer el presidente López Obrador quiere mirar al sur. Su primera gira internacional fuera de Estados Unidos, adonde en dos ocasiones acudió a visitar a su “amigo” Donald Trump, fue a Centroamérica y la llamó “Mirar al sur”. En esa gira afirmó que los países de la región “están viendo a México, de nuevo, como el hermano mayor”. La declaración, sin embargo, no cayó bien en la región, donde se ve esta obsesión de los viejos políticos mexicanos por ser líderes y guías de Centroamérica como una forma de arrogancia imperialista. 
Ahora el primer mandatario mexicano ha tomado la decisión de no acudir a la Cumbre de las Américas en Los Ángeles, Estados Unidos, debido que Washington no quiso invitar a los países gobernados por dictaduras: Cuba, Nicaragua y Venezuela. “No puede haber Cumbre de las Américas si no participan todos los países del continente americano”, afirmó. “O puede haber, pero nosotros consideramos que es seguir con la vieja política de intervencionismo, de falta de respeto a las naciones y a sus pueblos”. 
El presidente quizá ha tenido éxito en agriarle un poco esta reunión al presidente Joe Biden de Estados Unidos, quien buscaba proyectar en su país una imagen, precisamente, de “hermano mayor” de las Américas. Pero, en realidad, el vacío en la cumbre está muy acotado. Hasta el momento se ha confirmado la inasistencia de Guatemala, Honduras y El Salvador, junto con la de las tres dictaduras. México es la ausencia más importante, pero no impedirá el desarrollo de la reunión. 
Tanto el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, como el de Argentina, Alberto Fernández, asistirán. Lo hará también el nuevo presidente de Chile, el izquierdista radical Gabriel Boric. No han tenido dudas ni el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, ni el presidente de Colombia, Iván Duque. 
El presidente López Obrador se ha quedado aislado con un grupo pequeño de dictaduras y de presidentes centroamericanos. Lo más curioso de todo es que López Obrador sigue pidiéndole dinero a Washington para el desarrollo de Centroamérica. 
La política exterior mexicana rara vez llama la atención en Washington. Usualmente los políticos estadounidenses solo voltean a ver a México por temas de narcotráfico o de migración. Pero el presidente López Obrador está generando atención de una manera que puede ser negativa. 
Por lo menos dos de los principales líderes republicanos del Senado, Marco Rubio y Bob Menéndez, han cuestionado fuertemente al presidente López Obrador, a quien han llamado protector de narcotraficantes y de dictadores. El mandatario mexicano los ha descalificado, pero son legisladores que pueden modificar aspectos muy importantes de la política de Estados Unidos hacia México. Tendrán mucho más poder, además, si los republicanos ganan las elecciones legislativas del próximo mes de noviembre. 
Con estos enemigos, ni siquiera el gran amigo de López Obrador, Trump, podrá evitar consecuencias negativas para nuestro país. Y no olvidemos que Trump se ha distinguido siempre por su desprecio a los mexicanos. Quizá la estrategia de mirar al sur no le resulte fructífera al presidente López Obrador. 
Twitter: @SergioSarmiento