El gran elector

Dice la tradición que después de las elecciones intermedias empieza realmente la lucha por la sucesión presidencial. Los mandatarios en funciones dicen usualmente que es demasiado pronto, señalando además que es el partido, y no el mandatario en funciones, el que decidirá.

El gran elector

Dice la tradición que después de las elecciones intermedias empieza realmente la lucha por la sucesión presidencial. Los mandatarios en funciones dicen usualmente que es demasiado pronto, señalando además que es el partido, y no el mandatario en funciones, el que decidirá. Mientras tanto, los presidenciables rechazan cualquier interés y afirman estar concentrados solamente en su trabajo como funcionarios públicos, sin ninguna ambición por llegar a la silla presidencial.

Hoy las cosas son distintas. Para empezar, el presidente López Obrador no se ha negado a discutir el tema. Al contrario, lo ha tratado de frente. “¿Quién puede sustituirme?”, se preguntó el 5 de julio en su conferencia de prensa de las mañanas. “Bueno, pues primero hay que tomar en cuenta que va a ser el pueblo el que va a decidir. Ahora, del flanco progresista liberal, hay muchísimos, como Claudia (Sheinbaum), como Marcelo (Ebrard), como Juan Ramón de la Fuente, Esteban Moctezuma, Tatiana Clouthier, Rocío Nahle; bueno, muchísimos, afortunadamente hay relevo generacional”.

Esta misma lista, aunque sin Nahle, la había mencionado el presidente el 14 de junio, tras quejarse de un artículo del New York Times sobre las consecuencias políticas del desplome de la Línea 12 del Metro. “Nuestros adversarios quieren poner a pelear a Marcelo con Claudia”, afirmó. También a Juan Ramón de la Fuente, Esteban Moctezuma, Tatiana Clouthier, “etcétera, etcétera, etcétera”. “Pero en el flanco izquierdo hay para tirar para arriba, hasta para prestar”.

La lista del presidente ha generado escepticismo. Claudia y Marcelo son, ciertamente, los presidenciables más sonados desde el inicio del sexenio. Pero considerar como posibles sucesores a De la Fuente o a Moctezuma genera dudas. El único presidente que ha salido de una embajada fue Emilio Portes Gil en 1929. Clouthier y Nahle parecen también aspirantes improbables.

Una ausencia notable, sin embargo, ha sido Ricardo Monreal, el coordinador de los senadores de Morena, un político de larga trayectoria y experiencia, que ha militado en el PRI, el PRD, el PT y Morena. Se le considera un hábil operador político, pero no parece estar en la mente del presidente.

Si la decisión viniera de un proceso interno de Morena, para que el nuevo mandatario fuera escogido en unas elecciones abiertas frente a candidatos de oposición, Monreal sin duda tendría mayores oportunidades que varios de los aspirantes señalados por el presidente. El problema es que al presidente López Obrador le gusta controlar los procesos políticos directa y personalmente.

Si la decisión es quien diga su dedito, Sheinbaum y Ebrard deben ser los favoritos. No importan realmente los daños políticos generados por el desplome de la Línea 12 del Metro. Esos “incidentes” no afectan el ánimo del gran elector de estos tiempos.

Twitter: @SergioSarmiento