Canciller vs embajadora
El periodista Sergio Sarmiento hace un recuento del pleito entre Marcelo Ebrard y Martha Bárcena sobre el programa 'Quédate en México'
Las tensiones que ya se venían acumulando entre el canciller Marcelo Ebrard y la exrepresentante en Washington Martha Bárcena, hoy “embajadora eminente” de México, han estallado abiertamente.
El secretario de relaciones exteriores, Marcelo Ebrard, criticó frente al presidente en la mañanera de este 14 de febrero a la embajadora. Este título, hay que señalar, lo mantiene toda su vida por ser embajadora de carrera y además embajadora eminente. La distinción se la concedió Ebrard por instrucciones del presidente López Obrador, aunque haya dejado de ser representante de nuestro país en Washington. Aun así, el canciller se refirió a ella en términos despectivos: “La exembajadora [sic] --dijo Ebrard-- se ha dedicado, desde que dejó su cargo, a calumniarme en todos lados en los que ha podido. Es un rencor obsesivo, diría yo. Su gran objetivo no es la verdad, es ver cómo me hace daño todos los días”.
La embajadora eminente le respondió en Twitter: “Como dice el presidente, no es falta de respeto ni rijoso decir la verdad, Y yo dije la verdad respecto a Quédate en México”.
En varias entrevistas, dos conmigo en radio y adn40, la embajadora Bárcena ha señalado que lo dicho por el exsecretario de Estado de la Unión Americana, Mike Pompeo, es verdad. En un libro reciente, Never Give an Inch, el encargado de la política exterior del gobierno de Donald Trump se preció de haberle impuesto al canciller mexicano el programa Quédate en Casa; Ebrard solo le pidió a cambio que no se diera a conocer el acuerdo. La embajadora Bárcena ha señalado que a ella no se le informó hasta el último momento del acuerdo y que le dijo al canciller que aceptarlo violaba uno de los principios fundamentales de la política exterior de México. “Yo no negocié nada en secreto”, dijo en un tweet.
“Nunca le tuve confianza a ella –se quejó Ebrard en la mañanera-- y por eso qué bueno que no se la tuve, porque ve lo que está diciendo ahorita y la ingratitud con el gobierno que la nombró embajadora en Washington, la embajada más importante de México”.
Es claro que Ebrard no le tuvo confianza a la embajadora, que en lugar de ofrecer obediencia ciega quiso defender los principios de la política exterior de México. Ebrard hizo siempre esfuerzos por hacerla a un lado y al final logró sustituirla, a pesar del buen trabajo que hizo en el hostil gobierno de Trump. En Twitter la embajadora señaló que Ebrard “ataca, miente y calumnia desde el poderoso atril de la mañanera. Yo sostengo la verdad desde el retiro, en mi casa. Sin los símbolos del poder. Y reitero mi respeto y mi gratitud al presidente de la república”.
Ebrard ganó la partida política a la embajadora. Logró forzar su retiro y quitársela de encima. Hoy él es una “corcholata”. Este 14 de febrero el presidente le reiteró su respeto, aunque defendió el derecho que, en un régimen de libertades, la embajadora tiene para expresar sus puntos de vista.
No parece haber duda, sin embargo, de que Ebrard, efectivamente, ocultó la imposición de Estados Unidos del programa Quédate en Casa. El propio secretario Pompeo lo revela. La embajadora Bárcena, en lugar de obedecer ciegamente, decidió defender los principios de la diplomacia mexicana. Es algo por lo que los mexicanos debemos estarle agradecidos.