Triunfo abrumador
El periodista Sergio Sarmiento aborda analiza el futuro democrático de México tras las elecciones del 2 de junio
Claudia Sheinbaum obtuvo un triunfo contundente en las elecciones de este 2 de junio. Según el PREP, con 95 por ciento de las actas capturadas, la candidata de Morena, el Partido Verde y el Partido del Trabajo consiguió 33.2 millones de votos, 59.36 por ciento del total; Xóchitl Gálvez, del PAN, el PRI y el PRD, 15.6 millones o 27.91 por ciento; Jorge Álvarez Máynez, 5.8 millones o 10.42 por ciento.
Las encuestas profesionales le dieron el triunfo a Sheinbaum a lo largo de la campaña, por lo que el resultado final no sorprendió. La diferencia frente sus rivales, en cambio, sí fue motivo de asombro. La mayoría de los encuestadores esperaban diferencias de entre 14 y 20 puntos porcentuales. Muy pocos se acercaron al margen real de 31 puntos.
En cuanto al Congreso, la noche del 2 de junio la presidenta del INE, Guadalupe Taddei, anunció los resultados del conteo rápido. Citó rangos de votación que parecían dejar a los partidos de la coalición oficialista con mayoría calificada de dos terceras partes en la Cámara de Diputados y un poco menos en el Senado. Morena tendría entre 41.2 y 42.8 por ciento de los votos, con 233 a 251 diputados; el Partido Verde, entre 8.1 y 9.1 por ciento y 67 a 77 diputados; el Partido del Trabajo, entre 5.3 y 6.1 por ciento y entre 46 y 52 diputados. Se requieren 334 diputados para una mayoría calificada de dos terceras partes. Del lado de la oposición, el PAN lograría 17.3 a 18.7 por ciento de los sufragios con 64 a 80 diputaciones; el PRI, con 11.1 a 11.9 por ciento, entre 30 y 41 curules; el PRD, con 2.4 a 3.1 por ciento, entre 0 y 8 diputados. Movimiento Ciudadano, con 11.1 a 12 por ciento de los votos, cerraría con 23 a 32 escaños.
El 3 de junio en la mañanera del presidente, una triunfalista secretaria de gobernación, Luisa María Alcalde, se vanaglorió de esa mayoría calificada, lo que permitiría a los diputados oficialistas hacer reformas constitucionales sin negociar con la oposición. “Estamos hablando de cerca de 243 diputados por Morena, 48 por el Partido del Trabajo y 74 por el Partido Verde Ecologista de México”, 365 en total. Esto equivale a 73 por ciento de los 500 de la cámara, mucho más que los 334, o 67 por ciento, para la mayoría calificada. En la oposición, el PRI tendría cerca de 34 diputados, el PRD 2 y el PAN 72. Movimiento Ciudadano contaría con 26 y habría un independiente. Todos juntos darían apenas 135 o 27 por ciento.
Llama la atención que, con las cifras de Alcalde, el PAN tiene 72 diputaciones contra 74 del PVEM, a pesar de haber logrado el doble de votos. Este resultado paradójico surge de nuestro sistema electoral. Al contrario de muchos países europeos, como Alemania, Francia o España, que tienen representación proporcional pura o casi pura, nosotros usamos un sistema mixto con votación directa por distritos, como en Estados Unidos, cuyas inequidades se compensan con listas de representación proporcional. Sin embargo, el sistema permite una sobrerrepresentación de hasta 8 por ciento. Por eso un partido como el Verde puede obtener más diputados que el PAN, aunque este haya logrado el doble de sufragios.
Este miércoles 5 de junio empezará el recuento de las actas en las oficinas distritales. En el proceso se presentarán las impugnaciones que tendrán que ser resueltas por el INE, pero que podrían pasar después al Tribunal Electoral. Una vez que termine este recuento y se eliminen los votos nulos, podremos saber los resultados definitivos de cada partido. Solo entonces podrán aplicarse los criterios de ajuste, especialmente el que establece que ningún partido puede tener más del 8 por ciento de sobrerrepresentación en el Congreso.
Sheinbaum, con 31 puntos de ventaja, es virtualmente la presidenta electa de México. Lo más probable es que los partidos del gobierno terminen con mayoría calificada en la Cámara de Diputados, pero el Senado sigue en el aire. Un triunfo de esta magnitud puede cambiar el rumbo de un país. Sheinbaum tendrá más poder que ningún presidente desde José López Portillo. Nuestro país podría estar encaminado a un nuevo régimen de partido hegemónico. Regresaremos a los tiempos del PRI de los setenta.