Sin condena a Hamás

El periodista Sergio Sarmiento condena que AMLO no condenó el ataque terrorista del grupo Hamás alegando neutralidad.

Ataque en Israel por parte de Hamás.
(Foto: Especial)

Nosotros no queremos la guerra –dijo el presidente López Obrador este 10 de octubre--, nosotros no queremos la violencia, nosotros somos pacifistas y no queremos que pierda la vida ningún ser humano, de ninguna nacionalidad, sean de Israel, sean palestinos”.

De esta manera respondió a una declaración de la embajada de Israel en México el día anterior que señalaba: “Lamentamos profundamente que el gobierno de México no haya adoptado una postura más enérgica y decidida ante esta situación. Mantener una posición neutral en lugar de tomar partido implica, en última instancia, respaldar y apoyar al terrorismo”.

La posición del presidente, sin embargo, es muy cuestionable. Él puede ser neutral ante un conflicto internacional como el de Palestina e Israel, pero no ante una masacre como la que Hamás realizó en el sur de Israel el 7 de octubre. Tampoco puede ser neutral ante el secuestro de civiles, incluyendo a ancianos, mujeres y niños. Puede simpatizar con las posiciones del gobierno palestino, pero no abstenerse de condenar una matanza de un grupo terrorista.

Es falso que López Obrador haya mantenido una posición de neutralidad en los distintos conflictos o procesos políticos internacionales que han ocurrido en los últimos años. Apoyó, por ejemplo, la campaña de Donald Trump en Estados Unidos, quien se caracterizó por culpar a los mexicanos de todos los males de su país, y se negó a felicitar al ganador de las elecciones de 2020, Joe Biden, hasta el último momento. Apoyó las falsas afirmaciones de Trump de que había sido víctima de un fraude electoral. En contraste, felicitó de inmediato a Pedro Castillo en Perú, Gabriel Boric en Chile y Gustavo Petro en Colombia.

Lejos de mantener una posición de neutralidad ante los procesos políticos de otros países, López Obrador ha expresado abiertamente sus simpatías por los candidatos que considera de izquierda. No solo apoyó a Pedro Castillo cuando trató de realizar un golpe de estado en Perú, sino que se ha negado a reconocer el régimen de Dina Boluarte, quien asumió la presidencia peruana de manera constitucional después de que Castillo fue desaforado y procesado por ese intento golpista. De la misma manera, ha alabado y apoyado a dictadores como el cubano Miguel Díaz-Canel y el venezolano Nicolás Maduro.

Sin embargo, su decisión de no condenar el inhumano ataque de Hamás contra civiles israelíes y de otros países, incluso mexicanos, va mucho más allá. México puede apoyar la causa palestina o mantenerse neutral en el conflicto israelí-palestino; puede, incluso, cuestionar la respuesta israelí de bombardear Gaza y aplicarle un inhumano sitio. Pero negarse a condenar un salvaje ataque terrorista va mucho más allá. El presidente está demoliendo una valiosa tradición humanista en la política exterior mexicana, porque apoyar un ataque terrorista contra civiles, ancianos, mujeres y niños no tiene nada de humanista.