Retos de la presidenta

Sergio Sarmiento aborda los retos que tiene la ministra Norma Piña ahora que asumió la presidencia de la Suprema Corte para los próximos 4 años.

Foto: Suprema Corte de Justicia de la Nación / Cuartoscuro.com

La Suprema Corte demostró su independencia. El pasado 2 de enero la ministra Norma Lucía Piña Hernández fue electa nueva presidenta del tribunal con seis votos, mientras que Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena se quedó con cinco. Ninguno de los dos es particularmente cercano al presidente López Obrador, quien hasta al final apoyó la candidatura de Yasmín Esquivel, a pesar de la controversia por el presunto plagio de su tesis de licenciatura.

El propio presidente López Obrador señaló que Piña “siempre ha votado en contra de las iniciativas que nosotros hemos defendido”. Pero en lugar de mostrarse molesto con ella, o de llamarla traidora a la patria o corrupta como ha hecho con quienes lo han contrariado en el pasado, declaró sobre la elección: “Me pareció bien. Destaco el hecho histórico de que por primera vez una mujer va a ser presidenta de la Suprema Corte de Justicia desde 1825… Eligieron los ministros como lo establece el procedimiento y hubo aceptación y hubo acuerdo. Se trata de un poder autónomo e independiente como nunca había existido”.

Piña no fue electa simplemente por ser mujer. Dos ministras, las dos nombradas por AMLO, Loretta Ortiz y la propia Esquivel, votaron al final por Gutiérrez Ortiz Mena, a pesar de que el propio presidente López Obrador lo había criticado por ser “rico” y por haber, supuestamente, condonado impuestos a empresas cuando fue jefe del SAT y como litigante. Piña es una ministra con carrera judicial que, a pesar de ser muy discreta, ha logrado el reconocimiento de sus colegas desde su elección a la Corte en 2015. Y sí, es verdad, ha votado contra la mayoría de las propuestas del presidente López Obrador, aunque no contra todas ellas, como dice el mandatario.

La ministra presidenta Piña puede darle ahora un respiro de legitimidad a la Suprema Corte en un momento en que este se necesita de verdad. Arturo Zaldívar, el anterior presidente, era visto como demasiado cercano al presidente López Obrador, aunque en varios temas cruciales, entre ellos el de la prisión preventiva oficiosa, votó en contra de la posición del gobierno. Su liderazgo en la Corte fue siempre muy protagónico y fue resentido por algunos de sus colegas. Zaldívar, además, venía del ámbito académico: nunca fue juez ni magistrado antes de ser ministro.

Se espera ahora un liderazgo más suave de la presidenta Piña, lo cual puede ser positivo en un momento en que se requiere de unidad de la Corte. El presidente López Obrador ha atacado en distintas ocasiones a los ministros cuando estos han tomado decisiones con las que no está de acuerdo. Los ministros ahora han actuado con valentía al escoger a una presidenta que no era la favorita del presidente, pero deben trabajar mucho todavía para fortalecer la autonomía de la Corte en un tiempo en que el Ejecutivo concentra un poder cada vez mayor.