El mal tino de ideologizar la educación

La senadora Indira Kempis nos habla sobre la polémica generada por los nuevos libros de texto de la SEP.

Leticia Ramírez, titular de la SEP, en conferencia de prensa defendiendo los nuevos libros de texto.
FOTO: ROGELIO MORALES /CUARTOSCURO

¿Qué harías con 3,200 millones de pesos si en tus manos estuviera mejorar la educación? Podrías pensar en infraestructura, equipos de cómputo, pago a maestros especializados, intercambios internacionales, etc., pero no, al gobierno federal y la SEP se les ocurrió la “genial” idea de renovar los libros de texto.

Así que juntó a cinco funcionarios que carecen de un título de licenciatura; seis tienen menos de dos años en la SEP y seis más nunca han estado involucrados en la creación de materiales educativos de ningún tipo, ¿qué podría salir mal? 

Pero, en pleno 2023 y con la caída estrepitosa de la legitimidad del comunismo como modelo económico en Cuba -por citar un lamentable ejemplo- o de la coerción ejercida sobre las libertades y derechos en Venezuela, es precisamente uno de los coordinadores de estos libros de texto que trabajó con Maduro y que con “calzador” quieren imponer conocimiento lejos de cualquier contraste a las y los niños que van a la educación básica.

Y, es que no debemos estar en contra de que las infancias conozcan la historia para no repetirla, pero de ahí a que sea vista por el “lado bueno” sin pasar por un análisis o más bien hacerlo pasar por la única verdad, no está bien. Porque más allá de la información lo que están haciendo es inyectarle ideología a la educación.

No saldremos a romper los libros que como ya vio constaron un montón de los impuestos que todas las personas pagamos. Pero sí tenemos derecho a quejarnos de que quieran imponer sin analizar. Que de nada sirve que hablen también de menstruación y orientación sexual si no enseñan bien ciencias y matemáticas (es el futuro) y si sólo hay un conocimiento que según el gobierno es “correcto”.

Por lo pronto, dinero tirado a la basura y, por lo visto, un debate estéril con la fanaticada que no alcanza a ver la gravedad de que en pleno siglo XXI queramos dar pasos hacia atrás.