AMLO y la prisa por la sucesión
Una columna de Mario Campos.

Dice el dicho que puedes sacar al político del PRI pero no al PRI del político, y en el caso del Presidente López Obrador, la evidencia está a la vista.
Convertido en jefe de Morena, el presidente encarta y descarta aspirantes con la tradición del viejo priismo. De ahí que un día apunte todas las señales a la Jefa de Gobierno de la Ciudad, solo para cambiar después la señal y destacar las virtudes del Secretario de Gobernación.
El Presidente López Obrador juega con los ánimos dentro de su partido, alentando y desalentando aspirantes, y al mismo tiempo, así distrae al ánimo nacional.
Se entiende por qué, la violencia en el país no cesa, en particular contra las mujeres. Las desapariciones siguen siendo el gran tema nacional, y la inflación, en especial en alimentos, sigue golpeando a los sectores de menores ingresos.
Frente a esa agenda, la del país real, el presidente opta mejor por el juego adelantado de la sucesión, a sabiendas que la clase política y los medios de comunicación, suelen rendirse al tema.
Toca sin embargo, resistir a la provocación presidencial y recordar que todavía quedan dos años por delante al presidente actual. Que a México no le sirven de nada los destapes cuando la realidad es tan cruda. Que López Obrador es Jefe de Estado, y no jefe de Partido, y que debería abstenerse de promover a su partido y de señalar a los aspirantes de la oposición como suele hacer desde las mañaneras.
El Presidente tardó doce años en llegar al poder Ejecutivo, debería mostrar ahora para qué quería llegar, en vez de exhibir su prisa por la anticipada sucesión.
@MarioCampos