¿Por qué explotó el Transbordador Challenger hace 36 años?
El objetivo principal del transbordador espacial Challenger era realizar una serie de experimentos sobre el cometa Halley.
El 28 de enero de 1986, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) de Estados Unidos fue protagonista de uno de los más trágicos desastres en la historia de la astronáutica: la explosión de su transbordador espacial Challenger.
La desintegración de la nave acabó con la vida de sus siete tripulantes: el capitán Francis 'Dick' Scobee, el piloto Michael J. Smith, los especialistas de misión Ellison Onizuka, Judith Resnik y Ronald McNair, el experto de carga útil Gregory Jarvis y la profesora Christa McAuliffe, quien iba a participar como parte del proyecto 'Teacher in Space' de la NASA y sería la primera maestra en el espacio.
Misión del Challenger
El objetivo principal del transbordador espacial Challenger era realizar una serie de experimentos sobre el cometa Halley, que a principios de febrero pasaría por el perihelio (punto más cercano de su órbita alrededor del Sol).
Durante seis días, la tripulación debía desplegar un satélite de comunicaciones y recuperar una carga útil de astronomía para estudiar al cometa. Posteriormente, el vehículo regresaría a la Tierra. En teoría, la nave tendría que haber permanecido en órbita hasta el 3 de febrero de 1986, aproximadamente.
El fatídico 28 de enero de 1986
Originalmente, la misión, la cual llevaba por nombre STS-51-L, se llevaría a cabo en julio de 1985 en el Centro Espacial Kennedy (KSC) en Cabo Cañaveral, Florida. Sin embargo, se aplazó a diciembre y después a enero de 1986. Los primeros días de ese mes, los astronautas participaron en pruebas demostrativas y simulacros de escape en caso de emergencia.
La fecha de lanzamiento se fijó para el 23 de enero. No obstante, volvió a posponerse hasta el 26 de enero, día en el que se registró un clima desfavorable, por lo que se retrasó un día: 27 de enero. Los siete tripulantes abordaron el Challenger, pero el despegue se volvió a cancelar debido a un problema mecánico y a una baja temperatura.
A las 10:38 horas (tiempo de la Ciudad de México) del 28 de enero de 1986, el transbordador espacial Challenger despegó del KSC a pesar del frío extremo la noche anterior. De acuerdo con la NASA, los gerentes que autorizaron el despegue "consideraron que el hielo que cubría partes importantes de la torre de lanzamiento no era una preocupación suficiente para retrasarlo".
Entonces, ¿qué pasó el día del lanzamiento?
Para entender el contexto del accidente, los motores de propulsión sólida (SRB) del Challenger se unen con juntas tóricas (anillos) que en condiciones climáticas como la de aquel día, pierden su elasticidad y resistencia, impidiendo la correcta protección de gases de alta presión en caso de una quema de combustible en el interior.
Apenas 73 segundos después del despegue, las televisiones de todos el mundo captaron el momento exacto en el que una bola de fuego se apropia de uno de los SRB. Esto ocurrió porque al fallar las juntas tóricas, el tanque del combustible ocasionó una fuga de hidrógeno líquido y oxígeno líquido, generando una explosión.
El transbordador espacial Challenger se desintegró a más de 14 kilómetros de altura. Los restos del vehículo cayeron en el Océano Atlántico, exactamente frente a la costa central de Florida. Según las investigaciones, algunos tripulantes, por increíble que parezca, no murieron al instante, sino cuando impactaron contra el agua a una velocidad superior a los 300 kilómetros por hora.