Pedro Infante: sus oficios antes de convertirse en estrella del Cine de Oro; a 104 años del natalicio de ídolo
A 104 años del natalicio del “Ídolo de Guamúchil” recordamos sus pasos antes de convertirse en ídolo de México
Pedro Infante fue una de las estrellas más brillantes de la llamada Época de Oro del cine mexicano. No obstante, el icónico actor recorrió un largo y sinuoso camino antes de poder consagrarse en la pantalla grande. Entre sus oficios, Infante fue carpintero, baterista, barbero y uno de sus hobbies era ser piloto.
A 104 años del natalicio del “Ídolo de Guamúchil”, el histrión pudo retratar algunos de sus trabajos pasados en cintas como Nosotros los pobres y Pepe el toro, donde se desempeñó como carpintero, labor que realizó por años en su vida personal.
Pedro Infante Cruz nació el 18 de noviembre de 1917 en la costa de Mazatlán en el estado de Sinaloa. Fue el tercer hijo de quince que tuvo la pareja Delfino Infante y María del Refugio Cruz. Lastimosamente, algunos de los hermanos de Pedro fallecieron a temprana edad.
La familia Infante se asentó posteriormente en Guamúchil, una de las ciudades sinaloenses más importantes. El padre del actor era músico y trató de encontrar una mejor retribución de su trabajo fuera de Mazatlán. No obstante, la precariedad los siguió a la familia Infante por más años.
El pequeño Pedro solo pudo cursar hasta el cuarto nivel de primaria. Sus faltas eran tan constantes que a los diez años de edad abandonó la escuela y se decidió por emplearse. El primer trabajo de Pedro Infante fue mandadero en la Casa Melcher, una de las residencias más destacables de todo Sinaloa.
La Casa Melcher fue fundada por los alemanes Enrique Melchers, Jorge Melchers y su asociado Celso Fuarken. El hogar y empresa de origen europeo tuvo tanto impacto en la economía sinaloense que fueron los primeros en traer automóviles al país a principios del siglo XX.
En su primer oficio, Pedro Infante se encargaba de hacer mandados y dar recados. Las ganancias que acumulaba se las daba directamente a sus padres, pues su intención era ayudar al sustento de la casa.
Según su biografía que se encuentra en el sitio oficial del actor, el haber recordado tantos mensajes al interior de la Casa Melcher le dio frutos en su futuro, ya que Pedro Infante pudo memorizar guiones cinematográficos de inicio a fin sin complicaciones.
Durante su adolescencia y temprana adultez, Pedro Infante se educó la carpintería, la labor más reconocida anterior a su incursión en el arte de la actuación. Fue aprendiz de Jerónimo Bustillos, en la ciudad de Guamúchil. Infante aprendió a realizar diversos muebles y encargos, pero su mayor creación fue su primera guitarra.
El hijo del carpintero Jerónimo Bustillos, Jesús, fue su primer maestro de música. El instrumento construido por Pedro no tenía las mejores cualidades, pues algunos de sus trazos en madera eran inexactos y la acústica no era perfecta. Sin embargo, aquella poco fina guitarra le permitió aprender lo necesario para salir a ganarse la vida con canciones.
Además de aprender a tocar la guitarra, Pedro Infante empezó a relucir su voz, la cual le dio una fama local en Sinaloa. No obstante, Pedro Infante, a la par que su situación monetaria mejoraba, nunca dejó de formarse su instrumento. La habilidad y destreza del joven Infante lo llevó a fundar la orquesta La Rabia, de la mano con su padre.
En contra de lo pensado, Pedro Infante no solo era guitarrista, sino que también dominó la batería. La orquesta de los Infante tocaba en bares y cantinas, en donde llegaban a interpretar más de 200 canciones. Pese a ello, su público era más que disperso, pues les importaba más terminar sus bebidas que oír al actor.
Aquellas noches sumido en los bares pudo observar, de primera mano, cómo se comportaba la gente tras la ingesta de alcohol. Esto le benefició a futuro en sus papeles actorales. Además, cabe señalar, Pedro Infante no bebía licor, ya que consideraba que afectaba su desempeño en los deportes.
También durante esos años de juventud se forjó como barbero. Según la biografía del actor en su web oficial, aprendió dicho oficio con Policarpo Lizárraga en el actual Pueblo Mágico de El Rosario, Sinaloa. Fue tanta su pasión por la barbería que, aún cuando ya gozaba de una riqueza importante, le seguía cortando el pelo a sus familiares sin mayores peros.
Con información de Infobae.